La migraña es una enfermedad altamente discapacitante que padece un 15% de la población mundial y 5 millones de españoles.
¿Qué es la migraña?
Es un desorden neurológico que se manifiesta en forma de dolor de cabeza extremo y pulsátil; una alteración del sistema nervioso que afecta gravemente y de forma repetitiva a nuestro cerebro y a las estructuras que lo recubren y lo protegen.
Según la frecuencia con la que lidiemos con este tipo de dolor de cabeza, podemos categorizar la migraña en:
- Episódica de baja frecuencia: menos de 8 días de migraña al mes.
- Episódica de alta frecuencia: entre 8 y 14 días de migraña al mes.
- Migraña crónica: a partir de 15 días al mes.
Causas de la migraña
El origen de la migraña no se conoce con exactitud, pero sabemos que hay dos fenómenos implicados: la sensibilización periférica que sucede cuando los impulsos nerviosos de los nociceptores amplifican su respuesta ante un estímulo y la activación del sistema trigémino vascular, que genera una reacción inflamatoria que sensibiliza a los receptores del dolor.
Los desencadenantes de esta escalada de sucesos son diversos:
- Alimentación: saltarnos comidas, algunos aditivos alimentarios, como el glutamato monosódico (MSG), y determinados alimentos y bebidas, como el vino, la cafeína, el chocolate, los quesos añejos, las nueces, productos fermentados o encurtidos o la carne procesada, entre otros.
- Cambios hormonales femeninos.
- El humo del tabaco.
- Esfuerzo físico intenso.
- Estrés y ansiedad.
- Factores medioambientales.
- Fármacos, como anticonceptivos orales o vasodilatadores.
- Luces brillantes o intermitentes.
- Olores intensos.
- Ruidos fuertes.
- Ser hereditaria.
- Trastornos del sueño.
Para diagnosticar una migraña el/la especialista utiliza la historia clínica y la exploración física del enfermo. Los datos de un test de laboratorio, un estudio de tomografía computarizada, un electroencefalograma o una resonancia magnética, no aportan información relevante, pues los síntomas de la migraña no generan lesiones cerebrales físicas, sino funcionales. Cuando el médico solicite una prueba adicional, será para confirmar la presencia de otras enfermedades agravantes.
Posibles complicaciones de la migraña
Varios estudios han observado que los enfermos de migraña tienen mayor predisposición a presentar pequeños infartos cerebrales, lesiones de sustancia blanca y un aumento leve del riesgo de padecer ictus o infarto de miocardio. También destacar una mayor tendencia a la ansiedad, la depresión, el insomnio, contracturas musculares cervicales, fibromialgias, psoriasis, rosácea, alergias y úlceras gástricas.
En caso de experimentar ataques de migraña durante más de tres días y acompañados de vómitos continuos, debemos acudir a urgencias. También si el dolor de cabeza aparece repentinamente tras realizar algún esfuerzo físico, haber mantenido relaciones sexuales o venir relacionado con algún traumatismo. Del mismo modo, debemos acudir a urgencias si el dolor de cabeza incluye pérdida de consciencia, fiebre o problemas para hablar, ver o mover un lado del cuerpo.
Durante el embarazo y la lactancia, entre un 50% y un 80% de mujeres con migraña experimentan una reducción del número de ataques entre el segundo y el tercer trimestre de gestación o durante la lactancia natural, pero existen casos en que el dolor de cabeza se agrava, cambia de características o aparece por primera vez. Si sufrimos ataques de migraña muy intensos durante el embarazo, o asociados a vómitos constantes, debemos acudir a urgencias.
Formas de prevenir los ataques de migraña
La única forma de prevenir las migrañas es conocer los desencadenantes que afectan a nuestro caso particular y contrarrestarlos; intentemos recordar qué situaciones despertaron nuestro dolor de cabeza con anterioridad y evitémoslos.
La alimentación es un posible factor desencadenante, eliminemos aquellos alimentos que asociemos con ataques de migraña y seamos constantes con las comidas, teniendo en cuenta que la obesidad aumenta el riesgo de padecer migraña crónica.
Los trastornos del sueño también son desencadenantes, mantengamos unos hábitos de sueño saludables.
Es muy común que altos niveles de estrés o ansiedad activen un dolor de cabeza intenso, intentemos controlarlo y permanecer relajados. Los ejercicios de respiración son una gran herramienta de control, respiremos lenta y profundamente.
Practicar ejercicio moderado y regular favorece la liberación de sustancias químicas capaces de bloquear las señales de dolor que se mandan al cerebro.
Ante el primer signo de migraña, busquemos una habitación tranquila, oscura y silenciosa, situémonos en una posición cómoda (a poder ser, tumbado) y practiquemos terapias de frío/calor.
Y, sobre todo, acudamos a las visitas médicas, pues nadie mejor que un especialista para ayudarnos a controlar nuestra enfermedad.