El dolor de espalda es una de las patologías musculo esqueléticas más comunes a nivel mundial, encontrándose entre las tres principales razones por las que acudimos al médico.

 

Causas del dolor de espalda

 

En más del 90% de las ocasiones nuestros dolores de espalda están causados por dolencias mecánicas, caracterizadas por proceder de posturas determinadas, movimientos concretos o esfuerzos excesivos; sin vincularse a otras enfermedades que podamos padecer.

Levantar objetos pesados repetidamente o hacer movimientos abruptos provoca presión sobre los músculos de la espalda y los ligamentos de la columna vertebral, causando molestos espasmos musculares.

Cuando los discos intervertebrales envejecidos deterioran el anillo externo, producen protuberancias de disco. Si el disco se rompe, da lugar a una hernia de disco. Cualquiera de las dos patologías puede causar dolor de espalda, debilidad o entumecimiento.

Si el dolor de espalda es inflamatorio o neuropático, es resultado de otras enfermedades que padecemos, ya sean enfermedades generales (fiebre, pérdida de peso o afectación de articulaciones u órganos), enfermedades inflamatorias, cáncer o infecciones.

Algunas de las enfermedades más susceptibles de implicar dolor de espalda, son:

  • Artrosis: al acortar el espacio que rodea la médula espinal.
  • Cáncer: la metástasis en los huesos de un cáncer de pulmón, de próstata o de mama, va acompañada por dolores de espalda. El mieloma múltiple y el tumor vertebral tienen al dolor de espalda como síntoma principal.
  • Escoliosis: curvatura anormal de la columna.
  • Osteoporosis: huesos porosos y débiles que generan fracturas en las vértebras de la columna.

 

Síntomas generalizados del dolor de espalda

 

En condiciones normales, un dolor de espalda se caracteriza por:

  • Dolores punzantes.
  • Hormigueo.
  • Irradiación del dolor hacia la pierna.
  • Malestar muscular intenso.
  • Quemazón.

 

Debemos acudir a urgencias si el dolor de espalda:

  • Conlleva debilidad, entumecimiento u hormigueo en ambas piernas o brazos.
  • Da lugar a la pérdida de peso.
  • No mejora con el descanso.
  • Ocasiona la pérdida del control de la micción o la evacuación intestinal.
  • Provoca fiebre o enfermedad general.
  • Se extiende por debajo de la rodilla o aparece en ambas piernas.
  • Supone la pérdida de sensibilidad en la parte superior interna de los muslos.

 

¿Qué tomar para el dolor de espalda?

 

La recomendación sanitaria para tratar el dolor de espalda es combinar antiinflamatorios de venta libre en farmacias con terapias de frío/calor y la practica activa, tanto de la higiene postural como de los métodos de prevención del dolor de espalda.

Para aplicarnos terapias de frío/calor, encontraremos varios productos de venta libre en farmacias, como: bolsas, bandas, cinturones, parches, spray, sacos térmicos, geles, cremas o almohadillas eléctricas.

Es importante no suspender nuestras actividades y rutinas diarias. ¡Nada de guardar reposo! Pues el ejercicio moderado y la práctica de actividades livianas favorecen la recuperación.

El tratamiento adecuado y el uso de analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares, antidepresivos o narcóticos, así como su duración, debe decidirlo un médico. Tengamos en cuenta que cuanto menos tiempo usemos los fármacos, más efectivos serán.

Si buscamos relajantes musculares sin receta, en la farmacia podremos adquirir plantas medicinales como:

  • Árnica: analgésico para calmar inflamaciones articulares, mialgias y luxaciones.
  • Cayena: reduce neuralgias y dolores en músculos, tendones y cervicales.
  • Harpagofito: para tratar el dolor crónico de cervicales, lumbares, neuralgias, muñecas o dedos.
  • Romero: alivia afecciones reumáticas, problemas circulatorios y tiene propiedades antioxidantes.
  • Tomillo: antioxidante y antiinflamatorio muy útil frente a dolores y contracturas musculares y osteoarticulares.

 

Consulta con el médico o el farmacéutico sobre la conveniencia de recurrir a plantas medicinales para tu caso particular y sobre cómo utilizarlas adecuadamente.

Generalmente, el dolor de espalda mejora un mes después de poner en práctica los remedios citados. Pero hay personas a quienes el dolor de espalda les acompaña más allá de los tres meses. La cirugía se aplica a un número muy reducido de personas, y únicamente si es estrictamente necesario y existen garantías claras de éxito.

 

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