La anorexia nerviosa se ha convertido en un problema psicológico y de salud alarmantemente extendido en las últimas décadas. Ya no se trata de estar delgado/a, sino de una percepción distorsionada de nuestro cuerpo, un rechazo patológico a la grasa corporal y una obsesión desmedida por la extrema delgadez.
¿Qué es la anorexia?
Esta enfermedad psicológico-metabólica se incluye dentro de los trastornos de la conducta alimentaria, en los que incluimos: los atracones, la bulimia nerviosa, los trastornos alimentarios no especificados y la anorexia nerviosa.
La anorexia nerviosa es una forma extremadamente peligrosa de afrontar problemas emocionales, puede volverse muy difícil de controlar y cuenta con la tasa de mortalidad más alta de entre todas las enfermedades psiquiátricas.
Tengamos presente que una buena alimentación es esencial para la vida y el correcto funcionamiento de nuestro organismo, e incluye: agua, carbohidratos, grasas, minerales, proteínas, y vitaminas.
Principales síntomas de anorexia
Es esencial aprender a distinguir los síntomas de una persona anoréxica, para detectarlos antes de que se conviertan en un problema grave de salud. Los síntomas comprenden aspectos físicos y conductuales, y los principales son:
Síntomas físicos:
- Alteraciones bioquímicas en sangre, como leucopenia.
- Alteraciones cognitivas.
- Aparición de pelaje fino en espalda, muslos y antebrazos.
- Bradicardias.
- Corrosión del esmalte dental y caries.
- Deterioro del funcionamiento de los riñones.
- Desnutrición.
- Desmayos y mareos.
- Fatiga.
- Falta de calcio.
- Flatulencias, hinchazón abdominal y dolor abdominal.
- Fragilidad de las uñas.
- Frío en las extremidades.
- Hipertrofia de las glándulas salivares.
- Infertilidad.
- Pérdida del cabello.
- Períodos de hiperactividad.
- Presión arterial baja.
- Piel seca, rugosa, con grietas y de color amarillento.
- Reducción progresiva del peso, hasta llegar a la malnutrición.
- Trastornos digestivos.
Al no tener una relación sana con la alimentación, empezamos a aislarnos, pues la comida va estrechamente relacionada con todas las relaciones sociales: tomar un café, salir a cenar, las reuniones familiares, picar algo con los amigos, salir de copas, etc…
Síntomas conductuales:
- Aislamiento social.
- Angustia.
- Cambios de humor.
- Comer solo determinados alimentos, bajos en grasa y calorías.
- Distorsión de la imagen corporal.
- Disminución del deseo sexual.
- Falta de emociones.
- Insomnio.
- Irritabilidad.
- Mentir sobre lo que ingerimos.
- Mirarnos compulsivamente al espejo, buscando defectos.
- Negarnos a comer en público.
- Ocultar la comida.
- Pesarnos constantemente.
- Poner excusas para no comer.
- Practicar ejercicio compulsivamente.
- Provocar el vómito.
- Quejarnos constantemente de que nos sobran quilos.
- Saltarnos comidas o prepararlas, pero no comerlas.
- Taparnos en exceso.
- Tendencia al perfeccionismo, la autoexigencia y la baja autoestima.
- Tristeza.
¿Qué consecuencias puede implicar la anorexia?
Hablamos de una enfermedad muy grave, donde órganos esenciales como el cerebro, los riñones o el corazón, pueden dañarse irreversiblemente. Algunas de las complicaciones de sufrir anorexia son:
Físicas:
- Anemia.
- Ausencia de menstruación.
- Bajo nivel de potasio, sodio y cloruro en sangre.
- Disminución de la testosterona.
- Estreñimiento.
- Hinchazón estomacal.
- Muerte.
- Náuseas.
- Osteoporosis (diminución de la masa ósea).
- Pérdida muscular.
- Problemas de corazón.
- Problemas renales.
Psicológicas:
- Abuso del alcohol y otras sustancias tóxicas.
- Ansiedad.
- Autolesiones.
- Depresión.
- Pensamientos suicidas.
- Trastornos de la personalidad.
- Trastornos obsesivo compulsivos.
Tratamiento de la anorexia nerviosa
La enfermedad de la anorexia nerviosa, una vez diagnosticada, debe tratarse por profesionales médicos.
Su recuperación es larga y podemos recaer fácilmente. Pues, cuando nuestro organismo se adaptada a la enfermedad tiene enormes dificultades para recuperar un estado saludable. La parte psicológica requiere de una fuerte determinación por parte de la persona anoréxica, que debe trabajarla con empeño y voluntad. Si la persona anoréxica no trabaja la parte psicológica, tampoco podrá recuperarse.
Debemos comer saludablemente porque queremos, no porque nos lo impongan. Y darnos cuenta de que nos estamos prohibiendo una de las actividades más esenciales para la vida del ser humano: comer.
El tratamiento de la anorexia nerviosa lo lidera un psiquiatra, acompañado por un equipo de especialistas:
- Nutricionistas, que trabajan en el plan de recuperación del peso y la reeducación dietética y nutricional.
- Un psiquiatra, que combina psicoeducación, psicoterapia individual, psicoterapia de grupo y terapia familiar.
- Médicos, que estudian la situación clínica del enfermo y se aseguran de que el tratamiento se adecúa a sus necesidades y deficiencias.
La familia y el entorno social de la persona anoréxica son esenciales para su recuperación. Mantener una relación tranquila, consistente y compasiva con él/ella es básico si queremos que sus opciones de recuperarse aumenten.